La Diputación de Valencia ha iniciado un expediente administrativo con el objetivo de verificar la validez de la titulación académica de una funcionaria recientemente nombrada para ocupar un puesto directivo dentro de la institución. La situación ha generado una considerable atención pública debido a que la funcionaria en cuestión es la esposa del actual comisionado del Gobierno para el Corredor Mediterráneo, lo que ha intensificado el escrutinio político y mediático en torno al caso.
La designación de la funcionaria, quien tomó a su cargo una posición técnica y estratégica en la diputación, fue respaldada en un principio con la presunción de que cumplía con todos los requisitos demandados por la normativa actual para dichos puestos. No obstante, al descubrirse algunas discrepancias en la documentación presentada, se inició formalmente un expediente para verificar si sus credenciales educativas coinciden verdaderamente con las demandas del puesto.
Fuentes internas aseguran que la revisión no implica una acusación directa ni prejuzga la legalidad del proceso de selección, sino que forma parte de los mecanismos habituales de control que deben activarse ante cualquier duda sobre los requisitos formales en procesos de designación de altos cargos. No obstante, la vinculación familiar con una figura de relevancia nacional ha añadido un matiz político al asunto, que ya comienza a ser aprovechado por la oposición para cuestionar los criterios de selección del actual equipo de gobierno provincial.
La posición directiva que alcanzó la funcionaria requiere, de acuerdo con las normativas internas de la administración provincial, una educación académica específica y certificada, comúnmente en áreas como ingeniería, arquitectura, derecho o administración pública, además de experiencia demostrable en gestión técnica o institucional. El expediente tiene como propósito verificar si el título presentado realmente pertenece a una carrera reconocida en el sistema universitario nacional y si cumple con las condiciones necesarias.
En simultáneo, varios partidos políticos han exigido la divulgación de un informe exhaustivo sobre el proceso de selección, además de las actas del comité evaluador que apoyó el nombramiento. Algunos representantes han resaltado que este asunto requiere un análisis con absoluta transparencia para prevenir la impresión de favoritismo o nepotismo en la asignación de cargos de alto nivel dentro de las entidades públicas.
Desde la dirección de la Diputación se ha indicado que el inicio del expediente no debe ser visto como un castigo, sino como un proceso de revisión objetiva y estándar. Se ha subrayado que toda persona que alcance un cargo de responsabilidad debe acatar rigurosamente los requisitos establecidos y que se procederá con absoluta neutralidad en la determinación del asunto.
Por su parte, el comisionado del Gobierno, esposo de la funcionaria, ha evitado pronunciarse públicamente sobre el tema. Aunque no ha sido mencionado directamente en el expediente ni forma parte del organigrama de la Diputación, su parentesco ha contribuido a generar un mayor interés sobre el caso y ha reactivado el debate sobre la necesidad de blindar las instituciones ante posibles conflictos de interés.
Grupos ciudadanos y gremios han acordado la importancia de mejorar los mecanismos de supervisión y transparencia en los procedimientos de reclutamiento dentro de las entidades gubernamentales. Ciertos sectores han solicitado una evaluación completa de las designaciones recientes para asegurar que se han seguido principios de mérito, sin influencias políticas o personales.
El documento sigue avanzando y se anticipa que en las siguientes semanas se emita un fallo preliminar. Por otro lado, el asunto se ha vuelto un nuevo foco de tensión en la política valenciana, en un entorno donde los partidos ya se preparan para un potencial adelanto de elecciones. En esta coyuntura, cada disputa institucional cobra una importancia estratégica que supera los elementos administrativos.
